Hoy quiero escribir la historia de una niña que nunca habla. Se llama Isabel, pero todos la llamamos la niña colorada, porque es pelirroja. Tiene unos siete añitos, es flaquita y siempre está triste.
Es difícil que hable, y cuando lo hace no abre la boquita y por eso no se le entienden las palabras. Camina sola entre los desperdicios del basurero, buscando latas y juguetes que no estén muy rotos.
Un día encontró un osito de peluche, pequeñito, pero bonito y alegre. Le hizo mucha ilusión porque quería tener un amiguito. Todo el día iba andando entre las basuras, con su osito bien agarrado. A veces daba la impresión que le decía cosas, y cuentan algunos niños, que han visto reir a la niña colorada cuando ésta juega con su osito.
Una noche, le robaron a su amigo el osito. La niña colorada comenzó a llorar. Cuando ya se quedó sin lágrimas, recordó que había encontrado el osito entre los deshechos del vertedero y corriendo fue a buscarlo.
Escarbó en todos los rincones, removió todos los montones de desperdicios y ya, cuando llegó la noche, cayó agotada.
Jamás apareció su amigo, el osito. Y desde entonces la niña colorada, delgadita y poca cosa, se pasa días y días silenciosa y callada esperando entre los escombros y las basuras, que su osito vuelva.