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Han matado al papá de Ramoncito. Ramoncito no ha llorado mucho, porque no conocía a su papá. Desde que nació, hace cinco años, la pobreza y el hambre han sido sus verdaderos padres. Un pariente lejano lo recogió al nacer y ya con pocos meses lo utilizaba para la mendicidad. Creció pidiendo en las calles y en los autobuses. No le gustaba pedir, pero al hacerlo sonreía a la gente y mirándole a los ojos, esbozaba una sonrisa entre cómplice y apagada que conmovía.

Un día le hablaron de algo que él desconocía: la escuela. “¿Qué será la escuela”? se preguntaba Ramoncito. Debía ser algo importante, porque sabía que allí iban muchos niños.

“Claro”- se respondía Ramoncito – “ a la escuela van muchos niños porque dan dinero cuando pides. Yo tengo que encontrarla, porque yo sé pedir como nadie” se decía a sí mismo Ramoncito.

Y comenzó a preguntar por las calles, diciendo:

- Señor, señora, ¿sabe Vd. Dónde está la escuela?
- No me molestes, niño- le respondían los más educados. Otros, groseros, le recordaban lo peor de su pobreza.

Confuso, me buscó en las cloacas, y nada más verme, ansioso, me
preguntó:

- Niña de las corbatas, ¿Dónde está la escuela?

Triste le contesté:
- Ramoncito, los niños de la calle no tenemos escuela, ni materiales, ni bata, ni pupitre, ni maestros. Las aceras de las calles son nuestras aulas y la vida nuestra diaria lección.

Él me respondió:
- ¿Porqué?
Y yo, con la mirada baja, casi suspirando, le respondí:

- Porque somos niños de la calle.

La niña de las corbatas, episodio 6, Historias de niños en situación de violencia y marginación.